miércoles, 20 de mayo de 2009

Entrevista con Jose Luis Garci

Esta entrevista que se muestra a continuación, aparte de ilustrar los aspectos más destacados de la vida y obra de Jose Luis García Muñoz, ha sido colgada como prueba de cómo internet puede ser de gran ayuda para jóvenes periodistas interesados en el mundo del cine. Gracias a internet, conseguí ponerme en contacto con la distribuidora del director de cine y tras largas y numerosas conversaciones telefónicas e intercambio de correos electrónicos por fin conseguí entrevistar a Garci; y lo más importante, tenemos un medio en el que publicarlo de manera gratuita y al que todo el que quiera puede acceder.

La entrevista ha sido realizada y transcrita en su totalidad por Daniel Jerónimo Ollero López, redactor de este blog, bajo licencia http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/cl/">%20alt="Creative%20Commons%20License"%20style="border-width:0"%20src="Esta%20obra%20está bajo una de Creative Commons.








Nos hemos enterado recientemente de que ha ganado el premio Clarín de Literatura que se le entrega en Asturias el jueves 18. Tiene ya tantos premios: El Oscar, Los Goya… ¿Qué hace con ellos?
-Por aquí andan (nos señala unos premios que tiene decorando su despacho). Lo que ocurre es que hay veces que te dan un premio que piensas que no te mereces y hay veces que no te dan un premio que piensas que te tenías que merecer.
Clarín, me parece un premio extraordinario, pero que me lo dan por ser un buen lector y por haber leído muchos libros, pero hay gente que tiene muchos más meritos que yo. El año pasado se lo dieron a Sánchez Dragó que se lo merecía mucho más que yo.

Pero muchas de sus películas hacen referencia a libros o están basadas en grandes clásicos. Por ejemplo “Sangre de Mayo” basada en un libro de Galdós. Tal vez han considerado su trabajo como una forma de impulsar la literatura. ¿No lo cree así?
-La literatura siempre ha sido mi gran pasión, creo que de no haberme dedicado tantos años como me he dedicado a hacer cine, probablemente hubiera acabado siendo escritor,
Nunca se sabe, pero yo pienso que sí, siempre me ha gustado leer. Aunque creo que cada vez escribo peor (sonríe), ahora mismo estoy el nivel de las redacciones de ‘un día en el campo’ (se ríe), pero me cuesta trabajo escribir.
La gente me dice: “Si es que parece que estoy escuchándote, tienes naturalidad”, pero eso a mi me cuesta muchísimo trabajo, cada vez me cuesta más. Pero realmente estoy muy contento.

-Ya que hablamos de “Sangre de Mayo”, ahora que ha pasado toda la 'resaca' del estreno. ¿Que sabor de boca le ha dejado esta película?
-Muy bueno, para mi hacer “Sangre de Mayo” fue, (se para a pensar) siempre lo dije, como un regalo: es como en mi caso, el chico que no ha tenido una bicicleta, o un tren eléctrico y que le ofrecen la posibilidad de hacer esta película. Yo siempre estaré agradecido a Esperanza Aguirre por pensar en mí para hacer esta película que recoge los hechos del dos de Mayo de 1808. Y bueno, el sabor que me ha dejado es fantástico, ha sido una experiencia para mi única e irrepetible

-Ahora tendrá que hacer un poco de memoria, nos vamos a remontar a sus principios. ¿Por qué el cine? ¿Cómo empezó todo?
-(Se ríe) Bueno eso es por si un día escribo una autobiografía para contarlo ahí. Pero bueno, el cine me ha gustado siempre, como el fútbol. De no haber sido cineasta, o de no haberme dedicado al mundo de la literatura y los guiones, probablemente me hubiera dedicado al fútbol: hubiera sido entrenador, o seleccionador, o manager y me hubiera encantado. Pero bueno, el cine para mí desde niño fue una vida de repuesto y me encantaba.
Cuando tenía algo más de veinte años, comencé a escribir guiones para el cine y para la televisión. Tuve suerte, porque sin suerte no hay posibilidades de destacar.
Antes de empezar la entrevista me habías comentado lo de “La cabina”. “La cabina” fue un guión que tuvo mucho éxito y algunas películas que yo escribí también lo fueron. Entonces pasé a dirigir a los 32 años debutando con “Asignatura pendiente” que fue un éxito tremendo. Luego ya vinieron otras como “El Crack”, etc.
Muy pronto también, con 39 años gané el Oscar en lengua española y no se, he entendido que mi vida siempre era el cine. Y es lo que hago.

-¿Convertir una afición en un modo de vida?
-Sí, yo creo que soy un cinéfilo que ha tenido la suerte de hacer cine, eso es algo que no es frecuente. Truffaut, Vodanovich y alguno más, eran cinéfilos que hacían cine Pero vamos, he podido cumplir mi sueño de hacer películas. Lo que ya es más difícil es hacer buenas películas (risas), eso ya es otro tema.

-Si tuviera que recomendarle una película suya a un público joven que no ha visto ninguna de sus películas, ¿Qué película le recomendaría?

-Yo recomendaría mejor que vieran películas de Berlanga, o de Buñuel (risas) que son nuestros más grandes cineastas.
Si tuviera que decir que vieran una película mía, les advertiría que no pensaran en que iban a ver una gran película o una obra maestra, si no la película de un aficionado al cine que pudo hacer cine. Les diría que son películas que yo creo que son bastante sinceras, (Se para a pensar) no se, yo no las he visto, me fastidiaría mucho que fueran aburridas, porque he luchado mucho para que no lo fueran.
Algunas de ellas como “El Crack”, “Canción de cuna”, “Tiovivo” o “El abuelo” supongo que les pueden hacer pasar un rato agradable. Algunas son sentimentales, otras son más divertidas. Pero sinceramente, no estoy entre mis directores de cine favoritos.

-Acaba de decirnos que no ha visto sus películas. ¿No suele ni siquiera ver sus películas más antiguas para ver como ha ido cambiando?

- Eso es ya un problema de Freud capítulo II (ríe).
El otro día tuvimos un problema aquí en la oficina. No encontrábamos una copia de “Canción de cuna” y no había, yo en casa no tengo ninguna. Se que están en video y que se pueden encontrar y tuve que mandar a alguien a comprarla.
“Solos en la madrugada” la intentamos buscar en el Corte Inglés porque yo no tengo las películas. No se a que se debe, habría que ir a un psiquiatra (risas). Pero nunca he ido a un psiquiatra y no quiero ir por ese motivo. Yo creo que hay una especie de hartura, cuando haces una película yo creo que pasa como igual que con las mujeres. Cuando has estado muy enamorado de una mujer y has vivido con ella muy intensamente, cuando llega luego la separación ‘psche’ (da un pequeño resoplido y se levanta los hombros) te encuentras un vacío, es decir, buscas otra mujer y otra pasión y es otra película. Pero no vuelves atrás normalmente, no se vuelve, son casos ocasionales que hay que huir de ellos como que te den un homenaje. Si entras en el circuito de los homenajes, mal asunto, en los festivales que homenajean tu obra, no te queda más remedio que verla. Te sientas a ver una película tuya y se produce una sensación extraña, un ‘deja vu’, porque la conoces, la has visto nacer y como se hacía. Pero por orto lado te sorprenden algunas cosas porque te parecen ajenas a ti. Entonces parece mentira, por bueno, por malo, no tiene nada que ver, no lo recuerdas así o te resulta extraño. Siempre con una sensación un poco rara, un poco pasará igual como cuando vuelves con una mujer con la que has estado. Las caricias, recordarás los besos, pero no la recordarás igual, mejor o peor, pero tienes una sensación un poco de estar perdido, distinta al fin y al cabo.

-Ahora le voy a pedir que haga un poquito de memoria, vamos a remontarnos a 1977 a su primera película: “Asignatura pendiente”. ¿Por qué dio el gran salto a dirigir? ¿Cómo se le brindó esa oportunidad?

-Yo había hecho antes unos cortos. Uno sobre Marilyn Monroe, otro sobre fútbol, un amigo mío, José María González Sinde, pensó que podía estar preparado para dirigir, y bueno, escribimos un guión que fue “Asignatura Pendiente”. El productor era Tafur que creyó en el proyecto y nos lanzamos a la aventura. Salió muy bien la aventura, la verdad es que salió estupendamente. Igual podía haber salido mal.

-Pero bueno, salió bien y se quedó como una de las películas simbólica de la transición, todo un icono.
- El otro día hable con una compañera mía, la actriz Tina Sainz, la había visto hace poco y me dijo que era como la transición. Supongo que sí, porque en eso si que creo tuve mucho cuidado. No se porqué, es de estas cosas que nunca se sabe porqué las haces. Yo quise que los intérpretes fueran vestidos exactamente igual que cuando estábamos rodando. Nada de la moda, no, no (con un irónico), como íbamos antes. O sea, que Sacristán fuera como iba a actuar con el taje negro. Las mujeres con las mismas camisas y zapatos que llevaban en un día normal. Por eso sabía que cuando pasaran los años reflejaría un poco una manera de ser de la gente, del cómo vestía.
También cuidamos mucho el que las cosas que aparecían en la película, fueran contemporáneas: las tazas de té, la oficina, el apartamento del decorado que reproducimos, esos muebles castellanos horribles (ríe). Todo estaba como tenía que ser, y supongo que si se ve ahora pues se verá a los españoles como en un Nodo o en un telediario.

-Ya nos los ha contado un poco, pero ¿como consigue unos decorados y una ambientación tan buenos en sus películas?
-Dentro de mi profesión, si no hubiese sido director y guionista, me gustaría haber sido ambientador, me gusta mucho ambientar, a veces se ríen porque me pongo a pegar la nieve en los cristales, pero me gusta mucho ambientar. Me gusta que aquello trasmita impresión de vida, o sea es importante tener un buen decorado, pero es más importante, la segunda fase que es ambientar, desde los muebles hasta la ropa.
Fíjate en una oficina, esta por ejemplo (refiriéndose a su despacho), está incómodo ese montón ahí puesto de New York Times (haciendo alusión a dos pilas de New York Times precintados que tenía al lado de la puerta). Eso no me gusta, eso queda feo, pero queremos transmitir algo que pueda ser verdad para dar un proyecto de personalidad al personaje y nunca mejor dicho. Por eso me gusta mucho que la ambientación sea lo más certera posible según se caracterice

-Como creando un trasfondo ¿no? Una parte de la vida del personaje. Esto se ve muy bien en “Solos en la madrugada”.
-Esta hecha en decorado, hubo que reproducir la cadena SER. El estudio es igual, hasta el botijo (risas del entrevistador), no, no en serio, hubo que poner el botijo porque había botijo en la cadena SER.

- Esta película es un tributo a la radio, ¿cree que la radio ha perdido la magia de aquella radio a la que rindió homenaje?

-Era otra radio. En ese momento estábamos hablando de una radio que incluso ya era del pasado. Pero evidentemente, yo me amamanté de esos programas: desde Pecker, a Bobi de Glané, Fiesta en el aire...
No estamos hablando de ideología, estábamos hablando de entretenimiento, de comunicación. Y esa era una radio extraordinaria, aquella radio además era el gran espectáculo de la época junto con el cine.

-Estamos hablando de una radio de la década de los 50 y los 60 ¿No?
-Sí, sobre todo los cincuenta y principios de los sesenta, esa fue la edad de oro de esa radio.
Luego la radio es muy importante, la radio ha parado un golpe de estado, el 23-F lo paró la radio, la gente estaba escuchando la radio.

-RNE, la SER... (Ininterrumpe)
-¡Hombre claro! y a José María García que estaba hablando allí. La radio sin duda es muy importante.
Esta película fue un éxito tremendo en: Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile.
Sacristán se hizo una estrella de una magnitud de la de Paul Newman, incluso ahora está haciendo teatro allí, fue un éxito increíble. 'Alfonsín', el presidente, citó la parte final de la película en un discurso importante.
Fue tremendo, hubo programas que se llamaban “Solos en la madrugada”, Shows de radio, programas humorísticos, etc. Fue una cosa increíble, y yo me enteré años después cuando fui allí.

Y cuando se entera de todo eso... (Comienza a responder)
-Me enteré tarde, porque la película se estrenó cuando al acabar la dictadura en Argentina en el año 1983 o un año antes, no recuerdo exactamente. La gente hacía cola incluso por las noches. Había pases a las dos y a las cuatro de la madrugada.
Cuando tu ves la película, no solo no lo intuyes, no piensas que esa película pueda tener ese efecto en algún lugar.
Aquí a lo mejor pueden decir que es reaccionaria, pero en otro sitio es progresista. Yo lo he visto ahora con “Sangre de Mayo”, la han acusado de ser una película que tiene una posición más o menos en la derecha y cuando estuve en Mar de Plata, y toda la gente de izquierdas, estaba decía ‘vivas’ y aplaudía. Porque defendía la integridad, la dignidad y la libertad de un pueblo.
Todo es muy complejo, depende de mucho de tus ‘antecedentes penales’, aquí te conoce todo el mundo pero allí no. Cuando se estrena una película tuya en Canadá, pues eres uno que pone una película. Está la película y lo que miran es la película. Es como si a nosotros, nos ponen una película de Norman Jewison, y dices: “me gusta o no me gusta”. Pero como cuando tú tienes antecedentes penales, Cuando cualquiera de mis compañeros: Mario Camús, Manuel Gutiérrez Aragón, Pedro Olea... hace una película todo el mundo sabe quien es, y se dicen cosas del tipo: que si uno es más lento rodando que otro y cosas así.

-Cuando se enteró de todo eso, de la repercusión que había tenido en América Latina, ¿Cómo se sintió?
-Uno se siente perplejo, paralizado, un poco desconcertado. Yo no pensé que cuando rodábamos aquellas escenas cuando decía Sacristán en la radio: “Hay que tomar el mando en la cama, hay que tomar el mando en la vida, no podemos pasarnos cuarenta años hablando de los cuarenta años hay que tirar para delante…”. Esto se puede recibir en otra onda, de una manera diferente, en otro país, es curioso. Nunca lo sabes. Haces la película y sigues hacia delante, es como un novelista, no se puede estar volviendo atrás en una novela que has hecho.

-Y hablando de esos ‘cuarenta años’, cuando actuó en una película cuyo guión también es suyo, en “Viva la clase media”, al interpretar a Vladimiro, un militante del PCE enamorado del cine y la literatura, ¿pensó en interpretar usted mismo el personaje?
-No, fue Sinde, el director de la película el que lo decidió. Nosotros escribimos el guión juntos, y él decía, como dicen otras personas, aunque parezca presuntuoso, pero es la verdad. Decía que yo dirijo muy bien los actores, que doy muy bien los tonos, las pausas, el equilibrio de la frase, etc.
Cuando estábamos escribiendo el guión nos leíamos las escenas. Un día nos leímos más de medio guión del tirón y cuando estábamos acabando, me dijo:”Para, para, que vas a hacer tú el personaje de Vladimiro, ¡hostias que lo bordas cuando lo haces!, lo estás leyendo…’” “Y una cosa es que lo lea muy bien, y otra cosa es que actúe bien” respondí. ‘”No, no, lo vas a hacer tú”insisitió. Bueno, pues entonces, hice el personaje y le dije: “una vez sólo”.
Si hubiera querido ser actor, me hubiera escrito un personaje en el guión para cada película. Pero me sirvió mucho para lo que yo buscaba con ese trabajo que era profundizar más en la vida y en el mundo de los actores: saber lo que era tener las manos frías un poco antes de rodar, el corazón…

-¿Latiendo Fuerte?
-Sí, latiendo fuerte en cualquier tipo de escena, el maquillaje, el tomarse un café a las cinco y media de la mañana, la soledad e indefensión que tienen los actores…
Entonces, me ha servido mucho para dirigirlos, por lo menos eso he intentado hacerlo mejor, marcarles mejor y mimarles más. En fin, me sirvió de mucho. (Riéndose) En youtube y eso tienen escenas colgadas de la película mía como actor, bueno, lo hice lo mejor que supe y que pude.

-Es que es ver el papel que hace en aquella película y el verle y escucharle ahora. Un poco más mayor pero bien conservado, pero es que parece que no esta interpretando, parece que Vladimiro fuera una parte suya.
-Claro, pero eso había que hacerlo así, cuando dice ‘a mi lo que de verdad me gusta es el cine’ (se para a pensar)

-¿En la escena en la que salen lavando en el río?
-Sí, eso era un plano abierto, eso era un plano de “Dos cabalgan juntos”, de Richard Widmark y James Stewart, cuando estaban charlando los dos juntos en la película de John Ford, con la cámara puesta en el río. Hubo que engancharla bien al río y ahí decía lo de ‘a mi lo que me gusta es el cine’ (risas). Pues eso era la verdad, había mucha gente así, que estaba en el partido comunista, y que realmente sentía afán y pasión por las películas.

En “El Crack”, donde Alfredo Landa interpreta a Germán Areta en el papel de un detective privado, que se dice que fue un rodaje curioso y lleno de anécdotas.
-Bueno, yo lo que más recuerdo es que acabamos en el 31 de diciembre, en Nueva York la película, y fuimos al aeropuerto Kennedy directamente desde el rodaje. Cogimos un avión para España, y pensábamos que como era nochevieja nos darían una copa o algo, pero llegaron y nos dijeron ‘Happy New Year’, y esa fue toda la celebración en el vuelo. Llegamos a Barajas con un frío espantoso, con el cansancio que siempre se produce cuando terminas un rodaje, veníamos de Nueva York, de las calles, del aeropuerto...
También me acuerdo del primer rodaje del Crack, del primer día de rodaje, donde los dos tipos hacían el asalto y huían en la furgoneta.

-¿En la gasolinera?
-Sí, en la gasolinera rodamos los tres primeros días, yo pensaba que si hubiéramos rodado la película al ritmo de la primera escena, tardaríamos 11 semanas como los americanos y saldría estupendo, pero a partir de esa primera escena, tuvimos que rodad en seis semanas y dos tres días o cosa así. Pero si hubiera tenido, más tiempo, para poder filmar con calma, con tranquilidad como en esa primera secuencia, hubiera sido mucho mejor la película. Yo esa primera escena, la recuerdo que estaba muy bien.

-Sí, es una escena tremendamente chocante.
- Ahí estaba claro que la gente podía o no podía aceptar al personaje. Porque Alfredo Landa venía de hacer películas de humor y comedia española. Justo cuando decía aquello de: “dame el mechero o te quemo los ‘guevos’”, ahí la gente se lo tomó en serio.
-Según tengo entendido, tuvieron unos problemillas con los permisos para grabar en Nueva York.
-Es que grabar en el aeropuerto Kennedy costaba un dineral. Nosotros no teníamos permiso para rodar en Kennedy. Unos dos meses antes había rodado allí Manuel Summers “Ángeles Gordos” y tuvo que pagar mucho dinero.
Entonces, nosotros nos pusimos a grabar con cuidado. En la escena que dice “oye guapo…” y hubo que pararla porque llegó un policía y hubo que decirle: “Televisión Española, 'No, spain television'”. Más tarde entra un guardia en un campo en esa toma y se ve como cuelga el teléfono, fin de la escena (chasquido de dedos). “¿Se ha rodado?” “Buena, buena, venga fuera, nos vamos, nos vamos” y salimos de allí rápidamente. Rodamos en la Quinta Avenida, en el Rockefeller Centre y tampoco teníamos permiso. Eran navidades y puffff (resoplido) era muy complicado, fue un rodaje complicado, hubo una parte que habíamos rodado en España en plató y en interior natural en un restaurante. Pero todos los planos como la entrada y la salida, había que meterlos de Nueva York, pero en fin, eso salió bien.

-Ahora vamos a hablar un poco de la película con la que ganaste el Oscar, de “Volver a empezar”. Ese Oscar, ya que hablábamos antes de los premios que se merecen y no se merecen, ¿cree que lo merecía?
-Pues no lo se, yo creo que fue un año que fue fácil. Depende de la cosecha de cada año. Fue una alegría, fue el primer Oscar español a una película de habla no inglesa.
En cuanto a eso, nunca lo sabes, podría haberlo ganado con “El Abuelo”, pero ahí estaba “La vitta es bella” y era muy difícil ganar esa a esa película. En cambio, ese año fue más fácil, a mi me han tocado otros años muy complicados. Siempre depende ser elegida de las 5 finalistas, hay cincuenta películas de las que cogen cinco. Pero dentro de esas 5 las hay más peligrosas y menos peligrosas, y yo creo que el año que yo gané el Oscar era muy fácil.

-Todo el mundo recuerda cuando subió a dar el discurso, cuando alguien se encuentra en ese momento, en la cumbre del mundo del cine, ¿el corazón no le da un vuelco?
-No, en contra de lo que pueda parecer, yo estaba muy tranquilo y estaba muy convencido de que ganaría. Estaba sentado al lado de Pilar Miró y en el programa sabía que iba a aparecer yo y que iban a decir ‘And the winner is…’ y mi nombre. Entonces, yo subí ahí, intenté hablar en inglés, que es complicado, pero tuve la sensación de decir: “tú estate tranquilo y sereno para soltar tus frases” les dije que subieran y subieron, estuvieron conmigo, y luego ya hablé en español. Se lo agradecí a Alfonso Sánchez y otras personas. Estaba bastante tranquilo, estaba cansado, había sido un esfuerzo grande el de esa semana, y la verdad es que estas cansado, y cuando estás cansado estás relajado. Estas un poco como si te hubieran metido cinco catetos seguidos y entonces te has quedado más calmado.

-Avanzamos un poco en el tiempo para hablar de la película “El Abuelo”. ¿Un hombre con un carácter tan fuerte como Fernando Fernán Gómez se dejaba dirigir bien?
-Yo he hecho tres películas con Fernando, jamás existió la más mínima sensación de que yo tuviera un problema con él, en nada.
Cuando tú trabajas con los mejores, son los mejores por algo, y son los mejores en todo.
Yo he trabajado y he dirigido por ejemplo a: Fernando Fernán Gómez, Alfredo Landa, Adolfo Marsillach, a José Sacristán, Hector Alterio, Miguel Rellán, Carlos Hipólito... Han sido muchísimos. Yo nunca tuve ningún problema, ellos son profesionales.

Con Fernando fue maravilloso, a veces el me preguntaba como yo quería el tono. Y por yo le decía que la quería con un poco más de humo, por ejemplo: “¿Y vuestro padre os quiere a las dos igual o a una un poquito más?” (La dice con tono normal), y yo le decía pues yo quiero que la gente aquí se ría, y entonces pues quedaba le daba un tono más irónico (repite la frase con el tono de la película). Lo quería con un tono como sonsacándola.
Fernando ha ensayado mucho aquí en esta oficina, además, él intuyó que era uno de los grandes personajes que iba a hacer en su vida. Él se entregó en cuerpo y alma al personaje. Se dejó la barba hasta aquí (señalando el final del esternón) “que ya no me sale más decía”, el pelo largo, parecía Tolstoi, parecía un personaje fantástico.
Nunca habrá un abuelo como Fernán Gómez, nunca se podrá tener un personaje otro personaje soñado por Galdós.
Fue un rodaje estupendo en Asturias. Fue muy agradable, muy agradable, de los que mejor recuerdo yo en doce semanas de rodaje. Se hizo una versión para televisión de tres horas, y la película duro dos horas y media, fue fenomenal.

-Sus parientes según tengo entendido son Asturianos, ¿no?
-Mi padre era de Gijón y mis tías y mis primos

-¿Es por eso por lo que escoge en algunas ocasiones Asturias como escenario?
-Sí, porque la conozco de niño, iba a pasar los veranos allí. Debe haber una foto mía con cinco meses, seis meses, en la playa de San Lorenzo de Gijón con mi madre y bueno, la cosa te tira un poco.
“Viva la Clase Media” fuimos a estrenarla a Oviedo y a Gijón, en Gijón le dije a Sinde “me voy a dar un paseo“.Fue la sensación de volver a los sitios, donde has estado desde niño y desemboqué en la playa, hacía un día tremendo, con unas olas enormes, vi aquello y me dije: “aquí quiero rodar una película”. Y fue en cuando pensé en “Volver a empezar”.
Se conoce que era la sensación de ver aquello, me gustaba volver a los paisajes de niño, algo parecido ocurrió con “Asignatura pendiente”.
No se, me gustaba volver donde yo había veraneado de chaval, es muy complicado, las razones profundas de porque haces una cosa. Incluso como ahora, yo trato de ser sincero, pero a lo mejor no son esas. Yo pienso que fueron esas razones y sentí algo.
Vi las calles donde yo tomaba helados de pequeño, donde paseaba, los barquillos, la miel, el cine donde veías las películas, una chica que te gustaba... no se, y de repente dije: “voy a hacer una película en Gijón”, que al fin y al cabo la conozco, la playa es muy bonita y pensé en un premio Nóbel que vuelve a su tierra, porque va a morir tocado por una enfermedad mortal. Entonces me dijeron, eso es imposible: “¿Un premio Nóbel?” (Con tono exagerado). A Cela le dieron uno nada mas hacer la película y a Aleixandre un poquito antes. La vida siempre cuenta el cine.

-En “Historia de un Beso” habla del tema del amor. ¿Cómo consiguió plasmar de una forma que mucha gente se pudiera sentir identificada, el tema del amor en la juventud y en la vejez?
-El amor, es un tema muy importante, es universal, es uno de los grandes universales.
De niño, pues has sido niño y sabes como te sentías cuando te enamorabas con 10 años o 11 años y cuando eres más mayor también. El problema es la escena que tenía que tener Landa cuando le dice a la chica aquella: “El problema es que cuando estemos juntos que tú eres mucho más joven, la música que a ti te gusta no es la que me gusta a mi, ni volumen con el que a ti te gustaría oírlo con el que me gustaría oírlo a mi”.
Entonces te ves así, has leído y te pones a escribir, eso es lo que piensas que pasa en un amor otoñal, en un amor tardío, pero cuando tenga un poco más de edad te lo diré perfectamente. Pero vamos mientras tanto, crees que es así y así lo cuentas.

-Ahora vamos al 2005 a la película de Ninette, basada en la obra “Ninette y un señor de Murcia” de Miguel Mihura.
-Menuda película (resopla y mira al cielo)

-¿Por qué escogió a Elsa Pataki? A una mujer en la que en alguna ocasión se ha puesto en entredicho sus habilidades interpretativas.
-Porque es una chica estupenda, yo había trabajado con ella en Tiovivo. Ella había hecho de una taquillera de metro y estaba estupenda. Yo sabía que Elsa es muy buena actriz. Ensayamos aquí mismo (mostrándome donde me encontraba sentado) Elsa, Hipólito, Villén y yo unos dos meses, hasta que cogió el toque perfecto del francés, yo creo que Elsa Pataki en “Ninette” está maravillosa como actriz. Físicamente es muy guapa, y está muy bien. Pero como actriz, es imposible que haya otra chica.

-Es cierto que el resultado final es bueno
-Es fantástica, la película fue muy complicada para mí porque me metí en una caja de cerillas. El decorado era esto (alude a la mitad del despacho), no era más. Era muy complicado, y claro, al no salir, era una película claustrofóbica. Es la historia de un tipo que le cogen las brujas y no le dejan salir.

-Y cuando vuelve tampoco puede ver París...
-(Se ríe) Con lo cual, nunca puede verlo.
Carlos Hipólito esta genial en esa película, Enrique Villén, todos están muy bien. Yo creo que es una película de las que más contento estoy, era de las más difíciles que me he encontrado en mi carrera. Meterte en la habitación de Ninette con una cama y nada más, luego el pasillito, empezabas a rodar y pufff (resopla)… cuando terminé pufff(resopla). Le dimos un colorido como de cuento, como de los años 50, con las zapatillas rojas, una película para mi muy querida porque fue muy difícil de hacer. Parece más difícil hacer Sangre de Mayo o Tiovivo, pero esta fue tremendamente complicada.

-Ahora quiero preguntarle por su etapa de “Que grande es el cine”, mucha gente joven le recuerda, recostado en una silla con un cigarrillo en la mano y rodeado de humo. ¿Qué recuerda de esa etapa?
-Es una de las épocas que más me han gustado de mi vida, y de las que estoy más satisfecho, incluso más que de las películas. Si te dijera que me ha parado por la calle tras esos 10 años de programa miles y miles de personas dándome las gracias por haber descubierto alguna película o director.
A lo largo de 500 obras maestras, yo creo que descubrimos todo. El cine británico, el neorrealismo italiano… y luego no solo teníamos amor al cine, si no que yo creo que supimos transmitir el amor a la gente.
Es una de las épocas mejores de mi vida, y quiero reconocer a todos los que participaron. No lo hicieron por dinero como yo, el programa es el más barato que ha habido nunca en la televisión de España, lo hacían por que les gustaba el cine, era como un viejo cineclub de los años 40 o 50 que se puso en marcha y lo mismo poníamos “El buscavidas” de Paul Newman, que mucha gente descubrió ahí, que “Matar a un ruiseñor”, o los japoneses como Kurosawa, Mizoguchi, Ozu…
Es de esas cosas que no te da mucha pena acabar, pero pienso que estábamos haciendo algo bueno, porque no solo hablábamos de una película, hablábamos de pintura, de escultura, de música, de literatura. Era un programa cultural que no era aburrido, pero probablemente terminó su ciclo y se acabó.

-¿Tiene alguna otra idea o algún otro proyecto en mente en el que esté trabajando?
-Estoy tratando de poner en marcha para dentro de un mes un programa de cine, que probablemente para Telemadrid, la televisión asturiana y en alguna otra. Sería un programa que se llama y ya lo explica todo el título: “Cine en blanco y negro”. Es un poco hacer lo de “Que grande es el cine” sólo con películas en blanco y negro. Creo que los años 40 y 50, tienen una gran cantidad de obras maestras en blanco y negro que fueron capital para la historia del cine. Y eso es lo que ando haciendo ahora mismo.

-Si tuviera que elegir una película de esa época ¿Cuál elegiría?
-Me gustaría empezar con una que me encanta, con “Testigo de Cargo” de Billy Wilder, pero me gusta “Ciudadano Kane”, “Casablanca”, “Rebecca”, son casi infinitas. Según piensas pues te vas acordando de más y más títulos.

-¿Y de cine más reciente, de los últimos años?
-De los últimos años me ha gustado mucho “Tierras de penumbra”. “Master and Commander”, me ha gustado muchísimo, me parece una película épica extraordinaria al viejo estilo. También me ha gustado mucho una película argentina, “El padre de la novia”, para mi es una comedia admirable.

-¿Y de cine español?
-De cine español puedo decirte lo mismo que antes: Berlanga, Buñuel, incluso Víctor Erice. De los otros más cercanos no quiero decir nada porque como son nuestros amigos y compañeros luego te dicen: “¡Que has hablando de fulanito y no has dicho nada de mi!”(Haciendo aspavientos). Pero vamos, fuera de toda duda, Berlanga, Buñel u Erice son tres maestros de cine español.

-Si decidiera retirarse algún día, ¿A que dedicaría su tiempo? ¿Algo relacionado con el fútbol tal vez?
-Si aquí ya, yo se que me pueden quedar una o dos películas, ya por edad, si es que me quedan...
Me dedicaría a escribir, escribiría de cine algunas cosas, intentaría hacer una novela. Pero bueno, el fútbol me gusta para escribir de fútbol y para verlo. Yo estoy en condiciones de estar en la tribuna y de asesor.

-Simplemente eso era todo, muchas gracias por la entrevista-Nada, nada, yo encantado, te doy otra si quieres la semana que viene

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